Universo
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UNIVERSO Dayana Rubio Castelano
El Universo, ese vasto lienzo cósmico donde las estrellas pintan sus destellos y las galaxias danzan al ritmo de la gravedad. Permíteme llevarte en un viaje imaginario a través de sus misterios y maravillas.
En los confines del espacio-tiempo, donde la oscuridad se entrelaza con la luz, surge el Universo. Imagina un lienzo infinito, tejido con hilos de energía y partículas subatómicas. En este vasto escenario, las estrellas son los actores principales, y sus destellos narran historias ancestrales.
Cada estrella es un poema ardiente, una oda a la fusión nuclear. En sus núcleos, los átomos danzan, liberando energía que viaja a través del espacio. Algunas estrellas son jóvenes y rebeldes, otras, ancianas y sabias. Sus colores varían como paletas cósmicas: azules, rojas, doradas. ¿Qué secretos guardan en sus corazones incandescentes?
En un rincón de este vasto escenario, encontramos nuestro hogar: la Tierra. Un punto azul pálido suspendido en la inmensidad. Aquí, los océanos susurran historias antiguas, los bosques respiran en silencio y los humanos, pequeños exploradores, buscan respuestas en el cielo estrellado.
Las galaxias, como bailarinas cósmicas, giran y se entrelazan. Algunas son espirales, con brazos de estrellas que se extienden como alas. Otras, elípticas, parecen joyas pulidas por el tiempo. Y las irregulares, caprichosas y rebeldes, desafían las reglas del ballet estelar.
En los rincones más profundos, los agujeros negros acechan. Son voraces, devorando luz y materia. Sus bordes, los horizontes de sucesos, son umbrales hacia lo desconocido. ¿Qué secretos guardan en sus gargantas oscuras? ¿Son portales a otros universos o guardianes de enigmas cósmicos?
El Universo no es solo espacio; también es tiempo. El tejido espaciotemporal se curva y estira, como un lienzo arrugado por la gravedad. Las estrellas, como pinceles, pintan trayectorias en este lienzo. Los planetas, cometas y asteroides son sus trazos efímeros.
Así, en este vasto escenario, las estrellas escriben su poesía, las galaxias danzan su coreografía y los agujeros negros guardan sus secretos. El Universo, un libro abierto, espera que sigamos explorando sus páginas. ¿Quiénes somos nosotros, sino pequeñas partículas de polvo cósmico, buscando respuestas en la inmensidad?
TEORÍA DEL BIG BANG
La
Teoría del Big Bang es la teoría más respaldada actualmente para dar una
explicación a la creación y a la expansión progresiva del universo. En esta
teoría se dice que el universo comenzó como un punto ínfimo y una gran
explosión. El modelo cosmológico del Big Bang es el contexto teórico más
aceptado en el presente para explicar la evolución y desarrollo del universo a
nivel macroscópico. A través de las teorías como la Relatividad General
promovida por Eisntein entre otros, puede seguirse la pista a los procesos que
permitieron la creación del espacio tiempo hasta el mismo inicio a este
fenómeno.
Busca
explicar el origen y la expansión gradual del universo. Según esta teoría, el
universo tuvo su inicio como un punto infinitesimal en el que se concentraban
protones y electrones. A partir de este estado primordial, comenzó a
expandirse, dando lugar a manifestaciones macroscópicas como planetas, galaxias
y cometas.
De
manera análoga a una gran explosión que libera toda su energía y materia antes
de expandirse, esta concentración inicial de partículas cuánticas evolucionó
hacia partículas subatómicas neutras capaces de formar estructuras más
complejas de materia.
La
Teoría se apoya en herramientas como la respuesta de los fotones, modelos teóricos
y matemáticos para observar el universo y predecir eventos pasados. Podemos
imaginarlo como el lanzamiento de un bolo: si conocemos su velocidad y posición
inicial, podemos predecir su trayectoria tanto en el pasado como en el futuro
con gran precisión.
Esta
tiene sus raíces en las observaciones astronómicas del siglo XX por parte de
Edwin Hubble. En 1929, descubrió que las galaxias se estaban alejando unas de
otras, lo que indicaba que el universo estaba en expansión apoyándose en los
cálculos matemáticos de Alexander Friedman, y más tarde por George Lemaitre.
Estas observaciones, junto con las ecuaciones de la relatividad general de
Albert Einstein, llevó a los científicos a la conclusión de que el universo
tuvo un comienzo definido en el tiempo.
Este
descubrimiento fue un antes y un después en la historia del universo, y aunque
plantea una serie de incógnitas no resueltas, ha servido para explicar la
evolución del cosmos, la observación de diferentes estados de la materia
universal y un paso más en la escala de conocimiento. Para resolver las
incógnitas que la luz no puede desvelar en lo referente a los pasos previos a
la gran explosión, científicos posteriores al creador de la teoría del Big
Bang, han desarrollado teorías encaminadas a explicar la cuantificación del
espacio y el tiempo.
Frente
al tropiezo de la teoría clásica del Big Bang propuesta por Friedman y
Lemaitre, el actual modelo contiene una serie de postulados importantes:
· Expansión del universo: el
universo ha estado expandiéndose desde el momento del Big Bang hace 13.180 Ma.
Esta expansión se puede observar a través del desplazamiento hacia el rojo de
la luz de las galaxias lejanas.
· Radiación cósmica de fondo:
pocos cientos de miles de años después del Big Bang, el universo se había
enfriado lo suficiente como para formar átomos neutros. Esta transición liberó
fotones, que todavía podemos detectar como radiación cósmica de fondo o fondo
cósmico de microondas.
· Formación de estructuras:
con el tiempo, la materia comenzó a agruparse debido a la gravedad, formando
diversos estados de la materia.
En
un principio, hubo una oposición clara a la idea de expansión del universo,
pues se consideraba un elemento inmutable y eterno. El propio Einstein propuso
una constante matemática para frenar las teorías de Lemaitre que ubicaba un
origen para la creación de un universo en expansión. Así, la teoría del Estado
Estacionario y la teoría del Big Bang compitieron entre sí, hasta que se
demostró la existencia experimental de una radiación residual producto de la
formación de átomos ligeros. Comúnmente conocido como fondo cósmico de
microondas zanjó la cuestión. La prueba irrefutable de la supremacía de las
predicciones del creador de la teoría del Big Bang.
Bien
es cierto que los avances actuales mediante el uso de la luz son insuficientes
para mirar más allá, antes de que sucediera la gran explosión. Esto ocurre por
esa masa primigenia compuesta por protones y electrones altamente compactados
que no dejan pasar la luz. Como puede intuirse, se necesitan otros tipos de
ondas para atravesar esa masa compacta donde la luz no puede traspasar como
pueden ser las ondas gravitacionales o los neutrinos.
Sin
embargo, los neutrinos también atraviesan los detectores y las ondas
gravitacionales son demasiado tenues para que los aparatos las capten a tanta
distancia. La dificultad para hacer mediciones radica en la dualidad del
universo, que según la escala de observación se estudian teniendo en cuenta
consideraciones de la Relatividad General donde impera la gravedad, o de la
Teoría Cuántica donde dominan las relaciones atómicas.
En
el cosmos ambas teorías tienen un peso importante lo que plantea una dificultad
para realizar una unificación de fuerzas. Aun así, existen algunas teorías que
pueden resolver la singularidad del universo como la propuesta de Abhay
Ashtekar en 1986 donde propone cuantificar el espacio y el tiempo. De esta
forma, el cosmos se movería de manera discreta, es decir, a saltos lo que
acabaría con el problema de la unificación.
GALAXIAS
Mucho
antes de que el Sistema Solar se formara, ya existían galaxias en el Universo.
Este es un sistema que consta de múltiples elementos como las estrellas, los
asteroides, los cuásares, los agujeros negros, los planetas, el polvo cósmico y
las galaxias, entre muchos otros. Las galaxias son enormes grupos o sistemas
espaciales compuestos por gases, polvo, estrellas y materia oscura, todo lo
cual se mantiene unido mediante la gravedad. El número de galaxias es
tremendamente grande y es por ahora imposible de saber exactamente. Los
científicos han detectado miles de millones de galaxias en el universo
observable, pero existe un número indeterminado ahí en donde los aparatos
tecnológicos aún no alcanzan a llegar u observar.
La
mayoría de las galaxias se localizan a distancias enormes de la Vía Láctea, la
galaxia que soporta el Sistema Solar y por ende, la Tierra. Son difíciles de
observar, por lo que se requiere tecnología muy avanzada para determinar sus
características. La palabra “galaxia” tiene su origen en el término griego
galaxias (γαλαξίας), que significa “lechoso”, debido con probabilidad a
su apariencia en el cielo. Cada galaxia contiene un número de estrellas, nubes
interestelares, planetas y cúmulos diversos. Tienen formas variadas y miradas
con telescopios se aprecian brillos y colores particulares. Entre galaxia y
galaxia se encuentra el espacio intergaláctico, llamado así porque se halla
entre las galaxias.
Por lo general, se clasifican de acuerdo con su forma:
Galaxias elípticas:Su estrechez a lo largo de un eje les confiere una apariencia elíptica. Se componen de las estrellas más viejas y suelen encontrarse en los cúmulos de galaxias. Las galaxias más grandes de las que se tiene conocimiento son elípticas, pero las hay también pequeñas.
Galaxias espirales: Presentan una forma en espiral. Consisten en una especie de disco aplanado con “brazos” alrededor que le dan su forma, y en su parte media se concentra una gran cantidad de energía. Las estrellas, los planetas, el gas y el polvo giran alrededor del brillante centro. Las galaxias espirales barradas tienen “brazos” muy largos y el centro adquiere forma alargada, más parecida a una barra que a un círculo. Es justo en el centro donde se cree que nacen las estrellas.
Galaxias irregulares: No tienen una morfología clara o distinguible y tienden a poseer estrellas jóvenes.
El origen de las galaxias es un tema aún discutido.
Los astrónomos creen que comenzaron a formarse poco después del Bing Bang, la
explosión cósmica que dio origen al Universo, según la teoría del mismo nombre.
En la etapa posterior a la explosión, las nubes de gases se unieron y
comprimieron debido a la gravedad, lo que constituyó una primera parte de las
galaxias.
Después, las estrellas pudieron concentrarse formando
cúmulos globulares para dar paso a las galaxias, o quizá se formaron primero
estas y las estrellas contenidas se agruparon más tarde. Dichas galaxias
jóvenes eran más pequeñas que ahora y se localizaban más juntas unas de las
otras, pero al colisionar entre sí y ser parte de la expansión del universo,
crecieron y modificaron su forma. Los telescopios más modernos han sido capaces
de detectar galaxias muy antiguas, que se originaron no mucho tiempo después
del Big Bang.
CONSTELACIONES
En astronomía, una constelación es una agrupación de
distintas estrellas en una porción de la bóveda celeste, que en apariencia
evoca una forma o una silueta determinada, a partir de la cual se le pone un
nombre. Se trata de asociaciones completamente arbitrarias, que a menudo
responden a figuras y símbolos provenientes de la cultura, y que por lo tanto
varían de una sociedad a otra.
Las primeras constelaciones se identificaron en
tiempos antiguos, cuando las primas culturas del valle del Éufrates se
dedicaron a observar el cielo con mayor detenimiento, y reconocieron la
presencia recurrente de las mismas estrellas en las mismas regiones del
firmamento.
Los distintos pueblos de la Antigüedad le otorgaron a
este hecho sus propias explicaciones pseudoreligiosas, comúnmente vinculadas
con sus relatos fundacionales. Así, por ejemplo, los antiguos griegos vieron en
ellas a sus héroes y sus dioses, mientras que los antiguos chinos distinguían
un conjunto de casas y mansiones celestes, y los incas un conjunto de animales
sagrados.
En el caso de la astronomía occidental, se consideran
en existencia las constelaciones establecidas por los antecesores grecorromanos,
principalmente las provenientes de la mitología griega.
De hecho, la palabra constelación es una herencia del
latín constellatus, conformado por las voces com- (“junto” o “unión”) y stella
(“estrella”); y esta lengua se emplea también para nombrar las constelaciones y
las estrellas que las constituyen, para lo cual se utilizan las declinaciones
latinas del nominativo y del genitivo posesivo. De este modo, la constelación
del centauro se llama centaurus, pero la estrella principal del conjunto se
llama alpha centauri, es decir, “la primera del centauro”.
De
acuerdo a la Unión Astronómica Internacional, se reconocen formalmente 88
constelaciones. De ellas, 47 fueron identificadas y nombradas por el astrónomo
y matemático griego Claudio Ptolomeo (c.100 – c.170 d. C.), quien hizo en el 150
d. C. un catálogo celeste con más de 1000 estrellas agrupadas en sus
respectivas constelaciones; y 41 se agregaron posteriormente, a lo largo de los
siglos XVI y XVIII, en buena parte gracias a la guiatura que ofrecían a
navegantes y exploradores.
El
número de constelaciones totales es fijo, pero las constelaciones observables
varían dependiendo del hemisferio del planeta desde el cual se observe. De ese
modo, el hemisferio norte contiene 36 constelaciones y el hemisferio sur
contiene 52.
Algunas
de las constelaciones más conocidas del firmamento son las siguientes:
Constelaciones
del hemisferio norte:
Constelaciones
del hemisferio sur:
Representa, como su nombre lo indica, una cruz, pero al pertenecer al
hemisferio sur, se la conoce popularmente como la “Cruz del Sur”. Es una de las
constelaciones más útiles para la navegación, ya que su eje principal siempre
apunta hacia el Polo Sur. Esta constelación cuenta con 49 estrellas, de las
cuales Ácrux (alfa crucis) es la más brillante.
Representa en la mitología griega al perro del cazador Orión,
razón por la cual pareciera en el firmamento estar siempre siguiendo el camino
de su dueño. Esta constelación cuenta con 147 estrellas, de las cuales Sirio
(alfa canis majoris) es la más brillante (de hecho, es la más brillante del
cielo).
Constelación de la Hidra.
Representa al monstruo mitológico de la hidra, una especie de
reptil de múltiples cabezas, al cual le nacían dos nuevas cada vez que el héroe
le decapitaba una con su espada. Es una de las constelaciones modernas más
grandes, que se extiende a ambos lados del ecuador terrestre, es decir, tanto
en el sur como en el norte. Consta de 238 estrellas, de las cuales la más brillante
es Alfard (alfa hydrae).
Representa la corona de laureles que perteneció al sabio
Quirón, el centauro que fue maestro de numerosos héroes griegos en la
mitología. Es una constelación pequeña, muy próxima a Sagitario, que consta de
46 estrellas, de las cuales Beta coronae australis es la de mayor brillo y
tamaño.
Entre
todas las constelaciones, existen 12 que ocupan un lugar particular en la
bóveda celeste: una banda imaginaria de 18 grados de ancho, centrada en la
eclíptica (es decir, en la trayectoria aparente del sol a lo largo del cielo
terrestre) y dividida en doce sectores de 30 grados de longitud de la
eclíptica, a cada uno de los cuales le corresponde un único signo.
Esta
banda se conoce como zodíaco (del griego zodion, “pequeña imagen de animal”) ya
que los griegos identificaban las constelaciones ubicadas en esta franja del
cielo con diferentes figuras y animales. Estas doce constelaciones son las que
determinan los signos astrales de las personas, dependiendo de en cuál de ellas
(o de sus espacios aledaños, conocidos como “casas”) se encuentre el Sol cuando
una persona nace.
Las
constelaciones del zodíaco son las siguientes:
Aries (del latín aries).
Representa la cabeza y cuernos de un carnero,
correspondiente en la mitología griega al carnero que les salvó la vida a los
argonautas Frixio y Hele, quienes a cambio lo sacrificaron al dios Ares, quien
lo ascendió al firmamento. Posteriormente su piel sería el vellocino de oro.
Esta constelación está conformada por 86 estrellas, de las cuales Hemal (alpha
arietis) es la más brillante de todas.
Tauro (del latín taurus).
Representa al Toro de Creta y al mismo tiempo a la forma que Zeus adoptó para secuestrar a la princesa fenicia Europa y llevarla a Creta para que fuera su amante. Esta constelación está conformada por 223 estrellas, de las cuales la más brillante es Aldebarán (alpha tauri).
Géminis (del latín gemini).
Representa a los gemelos mitológicos Cástor y Pólux, conocidos como los dioscuros y hermanos de la célebre Helena de Troya. Esta constelación consta de 119 estrellas, y las dos más brillantes son, precisamente, Pólux (beta geminorum) y Cástor (alpha geminorum).
Cáncer (del latín cancer).
Representa a un cangrejo, animal presente en numerosas
tradiciones mitológicas antiguas. Se lo puede hallar en el templo egipcio a
Hathor, en Dendera; pero también en el relato griego de los trabajos de
Hércules, en los que la diosa Hera envía un cangrejo a sabotear los esfuerzos
del héroe por matar a la hidra de Lerna. Esta constelación consta de 104
estrellas, de las cuales la más brillante es Tarf (beta cancri).
Leo (del latín leo).
Representa a un león, animal de importancia simbólica y
mitológica en una gran cantidad de pueblos antiguos, especialmente los
mesopotámicos. En el siglo I d. C. esta constelación fue reinterpretada para
que aludiera al León de Nemea, criatura vencida por Hércules en la mitología
griega. Esta constelación consta de 300 estrellas, y la más brillante es Régulo
(alpha leonis).
Virgo (del latín virgo).
Representa a Astrea, una titánide virginal de la mitología griega, hija de Zeus y Temis, representante de la justicia terrenal (y por eso llamada Iustitia por los romanos) y última inmortal en vivir entre los seres humanos. Esta constelación consta de 169 estrellas, de las cuales Espiga (alpha virginis) es la más brillante.
Libra (del latín libra).
Representa una balanza, símbolo ancestral de la justicia y
la equidad, atribuido en la mitología griega a la titánide Astrea, quien
encarnaba la justicia terrenal. Esta constelación, bastante discreta en
comparación con el resto del zodíaco, consta de apenas 83 estrellas, de las
cuales Zubeneschamali (beta librae) es la más brillante.
Escorpio (del latín scorpio).
Representa a un escorpión, un animal de amplia presencia
en los imaginarios de la antigüedad mesopotámica, egipcia y griega. En la
cultura egipcia, forma parte del mito del cazador Orión, quien juró a los
dioses que mataría hasta el último animal del planeta Tierra y recibió como
castigo a un escorpión, que lo persiguió por todo el mundo hasta darle muerte
con su picadura. Así explicaban los griegos que la constelación de escorpio
emerge en la bóveda celeste cuando la de Orión se esconde. La constelación de
escorpio consta de 167 estrellas, y entre ellas la más brillante es Antares
(alpha scorpii).
Sagitario (del latín sagittarius).
Representa a un centauro sosteniendo un arco y una
flecha, y su nombre significa en latín “el arquero”. Este centauro se
corresponde en la mitología griega con Quirón, el sabio maestro de numerosos héroes
griegos, a quien dio muerte Hércules accidentalmente, con una flecha
emponzoñada con el veneno de la hidra. Esta constelación tiene 194 estrellas,
de las cuales Kaus Australis (epsilon sagittarii) es la más brillante.
Capricornio (del latín capricornius).
Representa a un macho cabrío o una cabra, asociado en
el siglo I d. C. con el Egipán, una criatura híbrida de cabra y pez, que los
griegos antiguos consideraban afín al dios rural Pan. Su ascenso al firmamento,
según la mitología griega, se debió al descubrimiento de la caracola musical,
instrumento con el que ayudó a espantar a los titanes durante su guerra contra
los dioses olímpicos. Esta constelación tiene solo 81 estrellas, de las cuales
Deneb Algedi (delta capricorni) es la más brillante.
Acuario (del latín aquarius).
Representa a una figura humana, a veces masculina y a
veces femenina, sosteniendo un jarro con agua. En algunas tradiciones
mitológicas se trata del dios de la tormenta, de la lluvia o la personificación
del diluvio universal, cuyo rol es purificar la Tierra; pero en la mitología
griega se lo asocia a Ganímedes, el copero de los dioses olímpicos. Esta
constelación consta de 172 estrellas, de las cuales la más brillante es
Sadalsuud (beta aquarii).
Piscis (del latín pisces).
Representa una pareja de peces, criaturas universalmente
presentes en las tradiciones mitológicas del mundo, pero que en la tradición
grecorromana alude (según Eratóstenes en el 276 a. C.) al gran pez que salvó a
Derceto, una de las hijas de Afrodita, de ahogarse en un lago al que había
caído. Según otras versiones se trataría de Venus y Cupido, cuando madre e hijo
huían del monstruo Tifón convertidos en peces, pero atados con una cuerda para
no extraviarse en la inmensidad del mar. Esta constelación tiene 150 estrellas,
de las cuales Kullat Nunu (nu piscium) es la más brillante.
PLANETAS
Los
planetas son astros que giran alrededor de una estrella, el Sol. No tienen luz
propia, sino que reflejan la luz solar. Nunca están quietos; al contrario,
tienen diversos movimientos. Los más importantes son dos: el de rotación y el
de translación. Por el de rotación, giran sobre sí mismos alrededor de su
propio eje, es decir, rotan. Esto determina la duración del día de cada
planeta.
Por
el movimiento de translación, estos astros describen órbitas alrededor del Sol.
Cada órbita es el año del planeta, y cada uno tarda un tiempo diferente en
completar esa vuelta. Cuanto más lejos del Sol, más largo es su año. Giran casi
en el mismo plano, excepto Plutón*, que tiene la órbita más inclinada,
excéntrica y alargada.
Su
formación se inició hace unos 4.600 millones de años, al mismo tiempo que el
Sol. En general, los materiales ligeros que no se quedaron atrapados en el Sol
se alejaron de él más que los pesados. En la nube de gas y polvo original, que
giraba formando espirales, había zonas más densas en las que más tarde se
formarían los planetas.
Los
planetas tienen forma casi esférica, como una pelota un poco aplanada por los
polos. Los materiales compactos están en el núcleo, más densos cuanto más al
centro. Los gases, si los hay, forman una atmosfera sobre la superficie.
Mercurio,
Venus, la Tierra y Marte son mundos pequeños y rocosos, con densidad alta.
Tienen rotación lenta, pocas lunas (o ninguna) y forma bastante redonda. En
cambio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, los gigantes gaseosos, son enormes y
ligeros, hechos de hielo y gases. Giran deprisa, tienen muchos satélites, más
abultamiento ecuatorial y anillos.
Bibliografia:
Munilla,
V. (2023, 24 octubre). Teoria del Bing Bang: Resumen e importancia.
Geoenciclopedia. Recuperado 24 de mayo de 2024, de https://www.geoenciclopedia.com/teoria-del-big-bang-resumen-e-importancia-767.html
Equipo
de redacción. (2022, 27 diciembre). Galaxias. Geoenciclopedia. Recuperado 24 de
mayo de 2024, de https://www.geoenciclopedia.com/galaxias-61.html
Equipo
editorial, Etecé. (2022, 13 julio). Constelación - Concepto y lista de las más
importantes. Concepto. https://concepto.de/constelacion/
Los
planetas del sistema solar. (s. f.). https://www.astromia.com/solar/planetas.htm
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